Pues hemos ido Josune, Sonia y yo a este pueblecito de Áraba, a pasear por el monte y llegar a las cascadas que sin que sean muy conocidas, son un auténtico tesoro visual.
No había mucha agua en el río y eso nos ha permitido meternos dentro y cuzar por varios sitios… pero… lástima, lo que se dice agua, no había mucha.
Aun así, el paseo (desde el coche unos 40 minutos hasta la primera cascada) , el entorno es una preciosidad.
Como comentario negativo, la tierra de las pistas y caminos, estando húmedos, eran como pegamento blando, como un lodo muy fino que se te pega a las suelas y pierdes tracción hasta en zonas llanas. Era una sensación desagradable y teníamos que andar buscando la hierba por los bordes para caminar sin caernos.





