Ayer fui con mi niño a hacer un paseo que tenía pendiente.
Un disfrute enorme, nada duro a nivel físico y con una belleza natural que a mí por lo menos, me carga las pilas.
Comenzamos en Délica, pueblecito cercano a Orduña. Dejamos el coche en un mini-parking junto a un baserri-bar y desde allí mismo comienza la ruta.
Ya la había hecho… pero por el camino de montaña que acompaña al río. Esta vez en verano y con el río seco, fuimos por el mismo cauce… espectacular.
He procurado que mi hijo apareciese en las fotos, aunque fuese de espaldas para apreciar la magnitud y distancias, por comparación de tamaño.
Hubo un momento, ya casi arriba, que podríamos haber continuado un poco más, pero ya había que trepar… y me entró un poco de tensión por ir con el crío sólo, sin más gente que acompañase… un resbalón, un desprendimiento… y te buscas un problema. Si voy solo no lo dudo, porque uno mismo nunca cree que le vaya a pasar nada… ya me entendéis. En cualquier caso, nos quedamos ya muy cerca del final… mirando las vistas de satélite de Google maps… nos faltaron menos de 100 metros, así que satisfecho.
Y el paseo, lo dicho, altamente disfrutable y recomendable… eso sí, llevar calzado adecuado… todo el rato pisando piedras.



Sin polarizador ni filtro degradado, intentando que se apreciasen las dos partes… y las dos mal

Una sobreexpuesta y la otra subexpuesta… ya, ya… lo sé, pero no tenía ganas de postproducir nada, simplemente que apreciéis la belleza del entorno.



Esa fue la última trepada que hicimos… en la siguiente paramos… ya me dio respeto.

Tardamos casi tres horas en llegar, entre fotos, disfrute en pausas y bañito en una de las pozas. En volver, ya con la cámara en la mochila y a paso generoso… una hora clavada y estábamos sentados en la terraza del bar tomando la merecida bebida refrescante.